El Centro Nacional de Abastecimiento (Cenabast), que depende del Ministerio de Salud, maneja en promedio $170 mil millones en más de tres mil productos que almacena en sus bodegas para luego distribuirlos a los centros de salud tanto públicos como privados. Es algo así como un gran almacén que distribuye los insumos y remedios a todos los hospitales, postas, centros de atención primaria, etc.
Esta semana, a raíz de un informe de la Contraloría de la República los chilenos nos sorprendimos al saber que Cenabast, ha cometido graves negligencias al momento de almacenar los insumos médicos. fecas de ratón en las bodegas, suciedad en las mismas; jeringas nuevas con hongos, pelos e insectos, pérdida de cadena de frío en vacunas, remedios vencidos, productos húmedos producto de una filtración en la bodega, cajas de remedios rotas, falta de medidas de seguridad para el personal y desorden total en los inventarios.
¿Dónde está la buena gestión del gobierno en esta materia? ¿Dónde? Es indignante tener que abrir el diario, o en este caso una página web, y ver cómo se votan millones de pesos a la basura y como con total desidia se manejan los remedios e insumos que necesitan miles de chilenos.
Esta situación es insólita en qué país del mundo, las personas encargadas de velar por el cuidado y distribución de las vacunas no velan por el cumplimiento de la cadena de frío, dónde se ha visto que las etiquetas de los medicamentos no muestren la cantidad realmente acopiada ni la correcta identificación de los lotes.
El informe de la Contraloría demuestra la falta de gestión existente en el organismo, la cual pone en riesgo la vida de miles de chilenos, que asisten a un recinto asistencial a buscar soluciones a sus dolencias no a que los traten con medicamentos o insumos en mal estado, por favor, las personas tienen dignidad y no se les está respetando permitiendo que errores gravísimos como este ocurran.
Sin duda, nuestra salud pública está enferma. Y con síntomas graves, que dan para preocuparse y aplicar cirugía mayor. Hemos visto con estupor las graves anomalías en el Hospital de Talca, donde llegamos al extremo de guaguas cambiadas y negligencias con resultado de muerte; los errores aún no aclarados en el Félix Bulnes, con partos fatales y familias sin una explicación; antes en el Servicio de Salud de Iquique, donde pacientes con VIH Sida no fueron notificados de la enfermedad; en Vallenar hubo operaciones con material quirúrgico sin esterilizar. Y para empeorar aún más al paciente, ahora nos encontramos con las graves irregularidades en la Cenabast, cuya pésima administración pudo poner en riesgo a miles de chilenos.
Nuestro sistema público de salud vive una grave crisis de credibilidad, la cual urge resolver. No se trata sólo de inyectar recursos o mejorar la infraestructura, sino enfrentar el problema con una mirada global. Tampoco la solución es la renuncia de mandos medios.
Ante las anomalías y negligencias en hospitales, debemos preguntarnos qué está fallando. Si bien la autoridad acaba de anunciar mejoras en las remuneraciones de los médicos y funcionarios del sistema público, de manera de hacerlo medianamente competitivo respecto al ámbito privado, es hora ya de preguntarse qué mecanismos de gestión se están aplicando en todo el sistema.
La crisis del sistema público de salud es de raíz y responde a una pésima administración, basada en las precarias condiciones en que deben desempeñarse médicos y funcionarios de hospitales y consultorios en todo Chile.
Resulta paradojal que precisamente el organismo que surgía como alternativa tras conocerse el caso de la colusión de las grandes cadenas farmacéuticas, exhiba las precarias condiciones en que se almacenan millones de fármacos. ¿A qué están expuestos los chilenos de menos recursos? Es hora de cirugía mayor, revolver el sistema, aplicar una gestión moderna, generar incentivos que permitan tener a los mejores médicos y funcionarios y cumplir aquello de "contigo, mejor salud".