Es posible que sea política del partido eso de que los de derechas cuidan infantes y viejos y los progres no
Tengo una sobrina que, jovencita y modernera, aún cree en la familia. Hará cosa de dos meses, cuando marzo mayeaba y se abrían las ventanas de par en par, oyó voces estridentes en la calle. Se asomó y vio a dos hombres de buena presencia, uno mayor y otro joven; alguna palabra suelta le dio a entender que eran padre e hijo. El padre, encorvado sobre un andador, avanzaba penosamente pasito a paso increpado por el hijo, que acompañaba sus voces golpeándolo en el hombro con un periódico enrollado. Así siguieron andando hasta llegar a un bar.
Sin pensárselo dos veces, mi sobrina bajó volando y se fue a buscar a la pareja paterno-filial. Como ella es una monada, supongo que el vociferante joven del periódico la vería llegar encantado con ego crecido, pero la sonrisa se le debió congelar tras las primeras palabras: «Perdone», dijo ella, «¿este señor es su padre?», «Sí», «¿Y no le da vergüenza azuzarle aun debiendo usar un andador?». El hijo se levantó con cara de malas pulgas y le dijo que saliera a la calle, no sé si con ánimo de zurrarle, cosa que no hizo porque el público y los empleados ya estaban bien atentos al suceso. Y menos mal que no lo hizo, porque él le hubiera dado la primera bofetada, pero las 99 siguientes se las hubiera endosado mi sobrina que bajo una cara angelical tiene músculos de acero en un cuerpo de 1.80.
Bueno, les resumo un buen cuarto de hora de espectáculo. Ante las acusaciones y llamadas al deber de atender a los mayores, el bien vestido comprador de periódicos para usos diversos no paraba de decir «¡Vete tranquila, ya has hecho tu buena acción de hoy, vete a misa y a votar al PP…!». O sea, que para este buen señor los de derechas cuidan a los padres y se supone que los de izquierdas no. En fin, todos, incluida la protagonista, que volvió a su casa echando pestes de la humanidad, pensamos que el tipejo era un «venao» y que eso de «la misa» y del «PP» era un calentón pseudoprogre.
Pero hará un par de semanas, doña Elena Valenciano, mandamás del PSOE, se descolgó con unas declaraciones que todo el mundo pudo ver y oír en TV en las que dijo que «la derecha quiere que las mujeres nos vayamos a cuidar a niños y viejos, y eso ni hablar». O sea, que ese «venao» no era un caso singular, que es posible que le llegaran instrucciones, que es posible que sea política del partido eso de que los de derechas cuidan infantes y viejos y los progres no. ¿Para qué querrán tener hijos…? Se comprende su defensa del aborto y de la eutanasia, perdón, de la «muerte digna».
Grande ha debido ser su contento con la publicación el pasado mes de marzo de un artículo en la revista «Journal of Medical Ethics» titulado «After-birth abortion: why should the baby live?» («Aborto después del nacimiento: ¿por qué debe vivir el bebé?»; les doy el título completo para descargarlo, es gratis). Si, como Bibiana dijo, el feto es «un ser vivo pero no humano», ¿qué diferencia hay entre ese ser un segundo antes del parto y un segundo tras el parto…? Y razonando así ¿a dónde se puede llegar…? ¿A la «eutanasia libre»? ¿Sabrán que eso ya lo practicaba un tal Hitler…?