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Sunday, November 04, 2007

Padre Hasbún entra a la polémica sobre la "píldora del día después"

Padre Hasbún entra a la polémica sobre la "píldora del día después"

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Presbítero Raúl Hasbún:
"Imponer por decreto la compra, venta o distribución gratuita de la píldora es un acto propio de una dictadura"strong>

Gustavo Villavicencio

Con un espacio en Megavisión y conductor de "Temas candentes" de EWTN -el canal católico de TV, con sede en USA- , a este "cruzado" de la fe no le tiembla la lengua para hablar sobre los "temas candentes" en Chile. El principal, la píldora del día después. Rosario en mano, en la capilla de la Universidad Gabriela Mistral, Hasbún asegura que la distribución de la pastilla anticonceptiva de emergencia es un acto de violencia irracional e inmoral.

-Usted fustigó en Megavisión la decisión ministerial de castigar a las farmacias que no venden la píldora...

-Le agradezco el término. Fustigar: "dar azotes, censurar con dureza". Cristo lo hizo con los profanadores del Templo y los escandalizadores de niños. La vida humana es sagrada, no está disponible al arbitrio de nadie. La sola probabilidad de que un producto ponga en peligro la vida de un inocente obliga al Derecho a situarse a favor de la vida. Hoy día todo se regula, prescribe y prohíbe en función de asegurar la salud, sin dejar margen a la probabilidad de que en un caso concreto no ocurra el mal efecto temido. Basta una feca de ratón, algunas moscas, un baño con poca higiene o un refrigerador descalibrado para que la autoridad sanitaria decrete la estridente clausura del restorán o supermercado. La misma autoridad no sólo permite, obliga a vender o regalar un producto que sus propios fabricantes reconocen tiene un efecto abortivo. Eso viola la Constitución y la ley. El Estado es garante y debe protección a la vida desde el momento de la concepción.

-Según la autoridad, la píldora se incluye en el listado de medicamentos que toda farmacia debe tener a disposición del público...

-La píldora no es un medicamento ("sustancia que sirve para prevenir, curar o aliviar una enfermedad"). Las moléculas cuyo objetivo es evitar la anidación de un embrión o abreviar la vida de una persona no son medicamentos. Imponer por decreto la compra y la venta o la distribución gratuita de esas moléculas es un acto de violencia irracional e inmoral, propio de una dictadura. Lo que el Papa dijo a los farmacéuticos vale para los gobernantes: ¡no anestesien las conciencias!

-¿Y dónde queda la libertad de elegir en conciencia los métodos para prevenir embarazos no deseados?

-Queda donde debe estar: detenida ante el umbral infranqueable del respeto a la vida. El cardenal Errázuriz denunció, en el Te Deum del año pasado, la perversidad de esa categoría ideológica que pretende erigirse en jurídica. Ante un embarazo no deseado, que por cierto da lugar a un nacimiento no deseado, yo reclamo el derecho, protegido por el Estado, de suprimir una vida cierta o probablemente concebida. Es la discriminación llevada a su forma y grado de más brutal arbitrariedad. Un derecho objetivo -y fundante de todos los demás- queda condicionado a un deseo subjetivo: no quiero que tú vivas. Juan Pablo II llamaba las cosas por su nombre: eso es propio de una tiranía.

-La confidencialidad del acto médico, ¿no ampara la distribución de la píldora a adolescentes, sin conocimiento de sus padres?

-El médico no tiene más derechos sobre el paciente que los que éste quiera y pueda otorgarle. Conocemos las múltiples restricciones que, en términos de consumo, viajes, espectáculos, sufragio, conducción, afectan al derecho de los menores de 18. ¿Por qué la autoridad decreta, a priori, que esos menores sí son autovalentes para tomar sus decisiones en el ámbito de su intimidad sexual y de su responsabilidad con la vida humana? Constitucionalmente, el Estado debe otorgar especial protección al derecho preferente y deber que los padres tienen de educar a sus hijos. El Código Civil hace a los padres responsables de lo obrado por sus hijos menores. Interponer una barrera médico-sanitaria entre padres e hijos es pedagógica, moral y jurídicamente aberrante.

-A veces, los temas de educación se rozan con los de salud pública...

-Y entonces las autoridades de Salud se ponen a repartir condones y a enseñar, con la cara llena de risa, cómo se usan. El acierto fotográfico de "El Mercurio", al mostrar a la ministra subrogante de Salud haciendo jocosa exhibición mediática de destrezas condonísticas, es una postal de la impudicia. Confirmó, además, la "tremenda sintonía" que nuestra Presidenta creyó encontrar con cada palabra del Romano Pontífice. Tremenda significa "terrible", "digna de temerse".

"Rezo por la Presidenta"

-¿Percibe usted una suerte de persecución a la religión?

-En el sentido clásico, beligerante, "contra Dios", tal vez no. Hay otra forma, más sutil y peligrosa: "sin Dios". El exilio de Dios equivale a darle muerte, sin despertar tanto recelo ni ira. Sea que a Dios lo persigan a muerte o lo desalojen de la sociedad, el resultado es el mismo: la sociedad, sin Dios, termina volviéndose contra el hombre.

-¿Y cómo opera este "desalojo" o "exilio" de Dios?

-Está a la vista. Presentando deformaciones, caricaturas, parodias de los credos religiosos, de sus figuras emblemáticas, de sus ritos y normas capitales. Cuando quieras y no puedas matar a alguien, lánzale al rostro un tortazo de crema: su ignominia es el inicio de su agonía.

-El matrimonio homosexual, ¿llegará a ser realidad en Chile?

-Dos personas del mismo sexo pueden vivir juntas, consolidar contractualmente sus patrimonios, prometerse fidelidad y ayuda mutua. Pueden ser tres, diez o cien. Conventos y monasterios se sujetan a esta descripción. Nadie los llama "matrimonios". Si las palabras significan algo, matrimonio es un consorcio que se orienta, por ley de la naturaleza, a una intimidad y exclusividad sexual para el mutuo complemento de los cónyuges y la generación y educación de nuevas vidas. Llamar matrimonio a una convivencia homosexual es violencia y ficción semánticas.

-¿Qué sintió usted al ver a la Presidenta Bachelet reunida con el Santo Padre?

-Me alegran los encuentros de agnósticos con testigos de la fe, pues aprovechan a todos. El que no cree o no sabe si cree, queda invitado a mirar hacia arriba, mirar al interior. El que cree, valoriza mejor el don gratuitamente recibido. Los que miran y escuchan, aprenden. La fe no contrapone, propone e invita. Lo de "tremenda sintonía" queda, por ahora, en el ámbito de la piadosa especulación.

-Si pudiera llamar cinco minutos a sus respectivos celulares a nuestra Presidenta y a Sebastián Piñera, ¿de que hablaría?

-Con Sebastián Piñera, de su tío obispo, don Bernardino, al que siendo arzobispo de La Serena un carabinero le perdonó un parte por la exclusiva razón de ser pariente del "Negro" Piñera. A los Presidentes no los llamo ni les escribo en privado. Resguardo mi libertad para hacerlo públicamente, cuando sea necesario y prudente. Y no dejo un día de orar por ellos, aunque la Presidenta no lo crea.

Definición:

"Dos personas del mismo sexo pueden vivir juntas, consolidar contractualmente sus patrimonios, prometerse fidelidad y ayuda mutua. Pueden ser tres, diez o cien. Conventos y monasterios se sujetan a esta descripción".

Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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