Haga de su muerte una obra de arte | |||
El artista alemán Gregor Schneider anda en busca de un enfermo desahuciado que esté dispuesto a morir como parte de una exposición artística. Según Schneider, el paciente pasaría sus últimas horas de vida en una galería antes de exhalar su último aliento frente al público. De acuerdo con el artista, todo el proceso sería preparado con el consentimiento del paciente y de sus familiares, que incluso podrían determinar la manera de presentar al enfermo en la instalación. Schneider argumenta que convertir la muerte en algo público puede servir para disminuir el miedo de las personas al momento de fallecer. También afirma que la instalación presentaría la muerte de una manera respetuosa y humana, con un mínimo de privacidad en el que el doliente estaría en un ambiente cerrado y con acceso controlado. "Esta idea me persigue desde hace más de diez años", dijo el artista en una entrevista al periódico alemán Die Welt. "Desafortunadamente, la muerte -y el camino hacia ella- se trata de sufrimiento. Lidiar con la muerte -como yo planeo hacerlo- podría quitarnos el dolor de morir", dijo Schneider. Polémica La radical idea del artista generó polémica en Alemania. Según él, ha recibido amenazas de muerte después de hacer público su proyecto.
Políticos, tanto de la izquierda como de la derecha, criticaron el concepto diciendo que se trata de un "abuso de la libertad artística". La diputada del Partido Verde del estado de Renania del Norte-Westfalia, localidad donde Schneider quiere exponer su obra, dice que no puede imaginar que las personas quieran ver a un moribundo "como se ve a los animales en un zoológico". De conseguir realizar la instalación, no sería la primera vez que Schneider utilice a la muerte como tema central de su obra. Uno de sus trabajos más reconocidos fue "Hannelore Reuen", una escultura de una muerta. También escenificó su propia muerte y ha producido otras esculturas relacionadas con el tema. En 2001 ganó el León de Oro para escultura en la Bienal de Venecia por su obra "Dead House ur", un laberinto de habitaciones, pasajes secretos y corredores sin salida basado en la casa donde pasó su niñez y que constantemente construye, desmantela y vuelve a armar. El año pasado levantó una enorme estructura de metal en la afamada playa australiana Bondi Beach, en la que se invitaba a los bañistas a segregarse a sí mismos en celdas metálicas de cuatro metros de diámetro. |
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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