Dietas
Pierre Dukan: "Estoy convencido de que mi dieta es la mejor"
- Las críticas le llueven al mismo ritmo que las cifras millonarias. Sus libros explicando el método Dukan de adelgazamiento han vendido millones de ejemplares en todo el mundo, (525.000 en España y subiendo), su asesoramiento on line va viento en popa y a su consulta parisina siguen llegando clientes, que pagan a 100 € la hora.
Unos resultados espectaculares conseguidos gracias a un régimen que la Asociación Española de Dietistas- Nutricionistas ha catalogado como "fraudulenta e ilegal", al mismo tiempo que afirman que no sirve para adelgazar y supone un riesgo para la salud. Un juicio duro, pero muy parecido al que el método Dukan recibe de las autoridades sanitarias francesas. Y no son las únicas acusaciones que caen sobre el nutricionista.
¿Es este el fin de la gallina de los huevos de oro? Dukan lo tiene claro. Ahora le toca hablar a él.
Mujer hoy. La última polémica que ha protagonizado tiene que ver con el juicio que había interpuesto contra otro nutricionista y que usted ha perdido. ¿Por qué está en guerra contra el doctor Jean-Michel Cohen?
Pierre Dukan. Conocí a Jean-Michel Cohen porque vino a llamar a mi puerta. Mantuvimos buenas relaciones hasta que mis libros tuvieron éxito. Compartimos editor. Está claro que tiene celos. Ha olvidado nuestra amistad y me ha difamado en varias ocasiones, afirmando que mi dieta entraña problemas cardiovasculares o cáncer de mama, cuando es demasiado inteligente como para ignorar que el verdadero factor de riesgo de esas dos grandes afecciones es el sobrepeso. Él se apoya en un régimen hipocalórico que yo he descartado desde el principio. Tuve que interponer una demanda para que dejara de hacerlo.
Pero el régimen hipocalórico, al contrario que el suyo, sí está reconocido por las autoridades sanitarias...
Cuando estudiaba Medicina, solo se recomendaba el régimen hipocalórico para la pérdida de peso. Pero eso no funciona. Lo prueba el que se no haya frenado al avance de la obesidad. Hay 1.300 millones de personas con sobrepeso en el mundo.
Otro de los "escándalos" en los que se ha visto implicado tiene que ver con un fármaco. ¿Es cierto que ha recetado a sus pacientes un medicamento contra la diabetes porque ayuda a inhibir el apetito?
Por supuesto, como cualquier médico que haya tenido la ocasión o la necesidad. Lo contrario habría sido un error. El fármaco en cuestión era un medicamento con 30 años de antigüedad, producido por un gran laboratorio y que contaba con una autorización de comercialización y la garantía oficial de la agencia francesa del medicamento. He confiado en esa institución como ahora confío en ANSES (Agencia francesa de Seguridad Sanitaria en la Alimentación, el Medio ambiente y el Trabajo), cuando asegura que el aspartamo no es nocivo. No soy un experto en farmacología y por eso me apoyo en las autoridades competentes.
Pero, ¿se lo recetó en 2008 a una paciente que no tenía diabetes?
He prescrito ese medicamento en casos rebeldes y de obesidad en particular, para reforzar la acción del régimen y, sobre todo, para evitar la cirugía bariátrica o el bypass. En otras situaciones no era necesario porque la eficacia de mi régimen era suficiente. La primera indicación de ese fármaco, Mediator, es que se trata de un adyuvante facilitador del metabolismo de las grasas y los azúcares. ¿Por qué iba a privar a mis pacientes de semejantes beneficios?
Quizá para ahorrarles los efectos secundarios nocivos. Al fin y al cabo, este fármaco se retiró del mercado en 2010 porque se le atribuyen un millar de muertes en Francia...
¿Sabe cuál es la prescripción clásica para una persona obesa? Uno o dos hipotensores, dos tratamientos contra la diabetes, dos para la hipertensión, uno, o a veces dos, contra los problemas articulares como la artrosis de cadera o de rodilla, antiinflamatorios, fármacos contra el reflujo de por vida y aparatos ortopédicos para que puedan dormir sin sufrir apnea del sueño. Tenga la certeza de que eso también tiene efectos secundarios.
Una encuesta titulada "Dukan y el después", denuncia los efectos provisionales de su régimen. Según sus datos, el 80% de sus adeptos recupera el peso inicial después de cuatro años.
No es un estudio representativo, científico ni creíble. Se ha hecho por internet sin controlar ni identificar a los participantes. Cualquier persona malintencionada podía responder libremente y tantas veces como quisiera. No es serio ni honesto. Pese a esa farsa, el 20% de los encuestados afirma no haber recuperado el peso original después de más de cuatro años y eso es una victoria colosal. El 20% se ha curado.
En realidad, esas personas siguen un régimen y entran en una espiral sin fin.
Mi régimen es el que da los mejores resultados. En esa seudoencuesta, el 34% de las personas que han fracasado admite no haber seguido las fases de consolidación y estabilización de mi dieta. También afirma que están dispuestas a retomarla, lo que demuestra su confianza. Cuando un método no funciona, la persona no vuelve a hacerlo. Retomar un régimen no es una adicción; es una recaída. Perder los kilos no es fácil porque el organismo guarda una memoria del sobrepeso. Es una lucha.
Muchos especialistas son muy duros con las dietas "rápidas", la suya incluida, porque consideran que comportan riesgos clínicos, biológicos, conductuales o psicológicos.
En el estudio al que se refiere, la Agencia de Seguridad Alimentaria (ANSES) no ha respetado el curso científico clásico de la evaluación de los beneficios frente a los riesgos. Las vacunas o los antibióticos también presentan riesgos. Solo hay que leer los prospectos para hacerse una idea. Lo mismo ocurre con las dietas. Sí, puede haber una carencia de vitaminas durante el régimen, pero solo hace falta tomarse una cápsula multivitamínica para evitarla. El sobrepeso es una de las grandes causas de mortalidad en el siglo XXI. Admito sin dudarlo que una dieta puede engendrar carencias momentáneas, pero hay que ponerlo en perspectiva con lo que entraña la obesidad: diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer... En lugar de estudiar el problema, atacan los remedios. Además, es un estudio realizado a partir de unos consejos escritos en los libros y no con datos verificados en los pacientes. Por último, el estudio coloca en base de igualdad a las dietas insensatas, como las de un ingrediente, junto a las de médicos nutricionistas.
Su dieta también ha sido cuestionada por sus carencias y posibles peligros.
Mi régimen tiene un contenido vitamínico reducido durante las dos primeras fases de ataque. Es una solución que no es perfecta, pero no deja de ser de corta duración. Durante esa etapa, basta con ingerir un complejo multivitamínico para evitar un desequilibrio. Esas carencias momentáneas y remediables son menos graves que el sobrepeso o la obesidad que son, según la OMS, responsables directas de la muerte de 10 millones de personas en el mundo.
ANSES destaca en su estudio un aporte proteínico demasiado alto que puede provocar insuficiencia renal y déficit de glúcidos y fibras. Y una cantidad de sal importante.
Un riñón normal soporta perfectamente un aporte elevado de proteínas si está asociado a un consumo suficiente de agua. Sin embargo, un riñón enfermo soporta mal el exceso de proteínas porque le exige un trabajo añadido. Para averiguar el estado del riñón, basta con hacer un análisis de sangre. En cuanto a los déficits de glúcidos, es un efecto que estoy investigando. Ahora somos sedentarios y tenemos necesidades limitadas de hidratos. Su restricción solo aparece en la fase de adelgazamiento, que se reduce a dos meses. En cuanto a las fibras, ANSES parece haber olvidado la prescripción diaria de tres cucharadas soperas de salvado de avena, el equivalente a la cantidad recomendada. Las proteínas y las verduras no contienen ninguna cantidad significativa de sal y siempre recomiendo a mis pacientes que reduzcan su consumo.
¿Por qué es interesante consumir un aporte de proteínas tan elevado?
La dieta occidental básica es demasiado rica en azúcares y grasas, los carburantes del organismo. Durante un periodo concreto, hay que reducir lo que engorda para que el cuerpo use sus reservas. Pero las proteínas no tienen una función carburante. Por ello, cuando se las utiliza por su valor energético, se provoca una pérdida de calorías. Por otro lado, varias publicaciones confirman la idoneidad de mi planteamiento. En 2009, el estudio europeo "Diet, obesity and genes", (Dieta, obesidad y genes) de la Universidad de Copenhague, observó que el aporte proteínico es la clave del mantenimiento del peso tras una dieta. Más recientemente, un estudio americano confirma que una pérdida rápida e importante de peso al principio de un régimen permite una mejor estabilización a largo plazo.
¿Recomienda su régimen a embarazadas?
Jamás he propuesto este régimen a una embarazada aunque, si una mujer es obesa y está en los primeros meses de embarazo, tiene el 80% de riesgo de sufrir diabetes gestacional e hipertensión. Sin ponerla a dieta, hay que controlar su alimentación.
También le acusan de hacer negocio con el sobrepeso y la obesidad...
Lo que se hace bien y de corazón en un mundo donde todo tiene valor económico, acaba reportando dinero, pero el dinero no es mi objetivo. A mi edad, lo que me gratifica es aportar bienestar, salud, autoestima y, probablemente, una vida más larga. Mis libros se venden bien y percibo derechos de autor. En cuanto al coaching y los productos, pertenecen a sociedades en las que los accionistas han aportado financiación, lo que me ha permitido ampliar la difusión de mi mensaje desde la profunda convicción de que mi dieta es la mejor.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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