El derecho del menor a ser informado y a participar en las decisiones que tienen que ver con aspectos relacionados con su atención sanitaria, así como su participación en el campo de la investigación, ha sido dos de los puntos que se han tratado este martes en el 'XIV Ateneo de Bioética', que se ha celebrado en el Hospital Universitario de Valme de Sevilla.
El derecho del menor a ser informado y a participar en las decisiones que tienen que ver con aspectos relacionados con su atención sanitaria, así como su participación en el campo de la investigación, ha sido dos de los puntos que se han tratado este martes en el 'XIV Ateneo de Bioética', que se ha celebrado en el Hospital Universitario de Valme de Sevilla.
Este evento, que está organizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública y la Fundación de Ciencias de la Salud, ha llevado por título 'El menor maduro' y, a lo largo de la mañana, se ha puesto sobre la mesa la necesidad de que el sistema sanitario español disponga de un estándar de actuación en este ámbito. De hecho, se ha puesto especial énfasis en el cambio de paradigma que supuso la Ley de Autonomía del Paciente de 2002 para entender la capacidad del menor para tomar este tipo de decisiones.
"¿Cómo evalúa el profesional sanitario la capacidad del menor maduro para tomar decisiones? ¿Con qué criterios o en base a qué estándares?. En torno a esas preguntas gira el actual debate", ha señalado al respecto Pablo Simón, médico de familia y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).
Para este especialista, cuando más conflictos aparecen "es entre los 12 a los 16 años, edades en las que se aplica de lleno la teoría del menor maduro, en la que hay que evaluar la capacidad del menor y, en función de ello, tomar decisiones clínicas que en estos momentos se están tomando de un modo algo intuitivo", señala este experto.
Por este motivo, el subdirector general de Calidad, Investigación, Desarrollo e Innovación de la Consejería de Salud, Rafael Carretero, ha apostado por hacer un "esfuerzo" por definir mejores instrumentos "con los que medir la capacidad de los menores porque, solo de esa manera, los profesionales nos sentiríamos más seguros en las decisiones clínicas", ha expresado.
En este sentido, el psiquiatra del Hospital Miguel Servet de Zaragoza Tirso Ventura ha presentado los resultados preliminares de unos estudios multicéntricos llevados a cabo en hospitales de Zaragoza y Madrid en los que, mediante entrevistas semiestructuradas a más de 120 pacientes adultos psiquiátricos, de medicina interna y controles, se ha valorado la capacidad mental ante la toma de decisiones, como la aceptación de un tratamiento o la participación en una investigación.
"Hemos valorado las habilidades implicadas en la toma de decisiones: la comprensión y apreciación de la información, el razonamiento y la expresión de una elección", ha explicado este experto.
Respecto al caso del menor maduro, Ventura sostiene que mientras la capacidad "es algo que se presupone en todo el mundo y que lo que se debe hacer es, precisamente, demostrar la incapacidad en los adultos, en el menor maduro ocurre al revés, hay que demostrar su capacidad".
La reflexión a la que han llegado los expertos partícipes de estos estudios se basa en afirmar que "ni la mayoría de los pacientes psiquiátricos son incapaces ni todos los pacientes de medicina interna son capaces, y la prevalencia de incapacidad depende de la patología y de las circunstancias de cada caso concreto".
Atención específica y multidisciplinar
Desde el punto de vista clínico, María Isabel Parra, pediatra del centro de Salud Barrio del Pilar de Madrid, ha precisado que la etapa del menor maduro es de buena salud en general, si bien "se producen con frecuencia conductas de riesgo que pueden tener repercusiones inmediatas y a largo plazo en su salud física y mental, como el consumo de sustancias adictivas, práctica de sexo sin protección, violencia, etcétera".
Por este motivo, en su opinión, "el profesional debe prestar al adolescente una atención específica en su singularidad, sin olvidar la atención integral junto a la familia. Es decir, la atención deberá ser multidisciplinar". En esta atención, el profesional "debe respetar los valores del adolescente, realizando un acompañamiento, brindando counselling y guardando la confidencialidad según su madurez y autonomía progresivas", continúa.
Esta doctora aconseja "mantener, y a la vez crear, nuevos espacios donde el adolescente pueda acudir de forma anónima y donde puedan ser atendidas sus demandas con una perspectiva integral, siendo necesario incrementar la educación para la salud en la escuela".
El menor maduro ante el derecho
La categoría del menor maduro, desde un punto de vista jurídico, carece de una construcción clara e uniforme. En algunas cuestiones, como las relacionadas con una muerte digna, "se debe clarificar el marco jurídico en el que se mueve la toma de decisiones por parte de los menores maduros, estudiando tanto la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente como la Ley 2/2010 de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte", ha explicado de otro lado Francisco Oliva, profesor titular de Derecho Civil de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
En el caso de que el menor maduro tenga que tomar una decisión que ponga en peligro su vida, este profesional se pregunta "¿qué voluntad debe prevalecer? ¿La de los padres? ¿La del menor? O, incluso, ¿debe ser la autoridad judicial competente la que finalmente decida?". Según expone, "la legislación vigente otorga actualmente instrumentos suficientes para resolver tales conflictos".
Necesidad de más formación en bioética
La ley de Autonomía del Paciente dio el golpe definitivo a la entrada de la disciplina de la Bioética en España, según Rafael Carretero. "La formación en este campo es algo que siempre hay que trabajar ya que hay que cambiar la actitud de miles de profesionales que fuimos formados en un modelo de relación con los pacientes basado en el paternalismo. Crear una cultura distinta no solo se trata de hacer un despliegue importante, sino de mantenerlo", asegura.
En la clausura del acto, el profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, resaltó la importancia que tiene el que los profesionales sanitarios sepan evaluar la capacidad de los adolescentes, y la ayuda que a tal efecto puede suponer para ellos la utilización de procedimientos y criterios como los expuestos a lo largo de esta jornada
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