Ginkgo, un gran aliado del cerebro
Las hojas de este majestuoso árbol mejoran el riego sanguíneo del cerebro y la circulación en general. Aunque no todas sus indicaciones están probadas, su utilidad resulta prometedora en algunos de los trastornos asociados al envejecimiento. Dolor y pesadez de piernas.En tratamientos prolongados y sistemáticos, el ginkgo se ha mostrado eficaz para aliviar la claudicación intermitente, un déficit en el flujo circulatorio de las extremidades inferiores común en la madurez y la vejez, pero también en personas obesas, estáticas o con problemas de circulación en general. Vértigo, mareos ocasionales y migrañas.Cuando están vinculados con una reducción del riego sanguíneo cerebral, pueden combatirse con ginkgo. Memoria y concentración.No existe consenso sobre su capacidad para potenciarlas, pero en tratamientos a largo plazo el extracto puede mejorar el riego sanguíneo cerebral hasta en un 9%, lo que lo equipara en eficacia con muchos fármacos destinados a ese fin. Trastornos venosos.Se deben a una deficiente circulación sanguínea, como las varices y las hemorroides. Las hojas de ginkgo ofrecen una solución factible y fácil de preparar, sea por vía oral o en reconfortantes baños y friegas. No obstante, se aconseja asociarlo a plantas más específicas, como el castaño de Indias o el rusco. Prevención cardiovascular.Por su acción sobre el mecanismo vascular, con efectos vasodilatadores y antioxidantes, se ha indicado en la prevención de tromboembolias, arteriosclerosis y derrames cerebrales. Puede ser de gran ayuda para favorecer la recuperación tras este tipo de accidentes vasculares. Demencias.Algunos estudios apuntan que los extractos de ginkgo podrían ser eficaces para mejorar la función cognitiva en demencias degenerativas primarias o demencias vasculares, que se manifiestan con déficits de memoria y falta de concentración. Tinnitus.Cuando se vincula a problemas vasculares, se trata con extracto de ginkgo por su efecto vasodilatador.
3 formas de utilizarlo Se presentan en cápsulas, comprimidos o en forma líquida. La dosis media varía, según el trastorno, de 120 a 240 mg diarios, y en algunos casos hasta 300 mg. Para trastornos crónicos o degenerativos, se recomiendan tratamientos largos, de 6 a 12 semanas, con periodos de descanso de 4 semanas. Los efectos terapéuticos no se suelen notar hasta la quinta o sexta semana de tratamiento.La planta seca se toma en infusión, una cucharada sopera por taza de agua, dos tazas al día, en ayunas. Lo usual es combinarla con plantas que potencian o complementan su acción: cola de caballo, rusco, hamamelis, arándano, sauce, ajo, vinca o vid roja, entre otras. Jordi Cebrián
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