El Gobierno británico impone el pensamiento único en la lucha contra las drogas
¿Están obligados los médicos que asesoran al Gobierno en la lucha contra las drogas a apoyar todas sus medidas incluso si son cuestionables desde el punto de vista científico? El Gobierno británico sostiene que sí.
Las relaciones entre el Gobierno británico y la comunidad científica implicada en la lucha contra las drogas atraviesan su momento más difícil tras la destitución el pasado viernes del director del consejo que asesora al ministro de Interior sobre este tema.
El ministro perdió la confianza en David Nutt porque cuestionó la decisión del Gobierno de elevar la peligrosidad del cannabis en la lista de drogas. Más de la mitad de los miembros del consejo, que agrupa a médicos, científicos, mandos policiales y asistentes sociales, se plantea presentar una renuncia colectiva dentro de una semana en la próxima reunión del grupo. Dos de ellos ya dimitieron este fin de semana.
"Fue destituido porque no se puede asesorar al Gobierno y al mismo tiempo hacer campaña contra una decisión del Gobierno", dijo ayer el ministro Alan Johnson.
Varios científicos han denunciado que el Ministerio ha hecho que sea imposible asesorar a la Administración sobre los efectos de las drogas si no se respeta su independencia o si se les obliga a defender en público la política del Gobierno.
Relación con enfermedades mentales
Nutt no es el único que opina que son razones políticas y de imagen, y no médicas, las que han sostenido algunas decisiones del Gobierno. El destituido, un prestigioso psiquiatra, afirmó que la relación entre el consumo de porros y el riesgo de sufrir enfermedades psicóticas es muy reducido, contra lo que ha dicho en varias ocasiones el Gobierno.
También dijo con datos científicos en la mano que el cannabis es mucho menos dañino para la salud que el alcohol y el tabaco.
Nutt no es partidario de la legalización del porro. Está convencido de que es perjudicial y de que hay que intentar reducir su consumo entre los jóvenes. Sin embargo, cree que es contraproducente, por no ser creíble, la decisión del Gobierno en febrero de este año de pasar el cannabis de la categoría C a la B (en la A están la cocaína y la heroína).
En una conferencia que deterioró su posición en el Ministerio, Nutt sostuvo que la relación entre el consumo continuado de cannabis y la esquizofrenia no es alarmante. De hecho, mientras el consumo de cannabis ha aumentado de forma significativa en los últimos 30 años en el Reino Unido, por el contrario la incidencia de la esquizofrenia es mucho menor entre la población.
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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