LA PROFESION MEDICA
La Fundación Alternativas ha presentado recientemente los resultados obtenidos en el estudio "Profesión médica en la encrucijada: hacia un nuevo modelo de gobierno corporativo y de contrato social", dirigido por los médicos especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública, Albert J. Jovell y María D. Navarro. El documento aborda temas de singular relevancia para el colectivo de profesionales de
Ante estas nuevas inquietudes que nacen en el seno de la profesión, los autores hacen una serie de propuestas encaminadas a la adaptación de los médicos al nuevo mapa laboral y social. Entre ellas destacan algunas como las de promover modelos de excelencia en el liderazgo en las organizaciones colegiales y en las instituciones sanitarias que faciliten la gestión del cambio; fomentar un marco laboral que incluya la interdisciplinariedad, la conciliación de la vida familiar y laboral y la promoción de estrategias planificadas de jubilación parcial; incorporar a los médicos en la mejora de la atención sanitaria mediante una apertura de los colegios profesionales a la sociedad y a la participación representativa en los órganos de gobierno de las instituciones sanitarias; establecer un contrato social explícito basado en la creación de mutualismos con los diferentes agentes de la salud, que tenga como actores principales a los médicos, a los pacientes y a las administraciones sanitarias, o incentivar la adopción de mecanismos de certificación periódica de las competencias profesionales.
Y es que los médicos son muy conscientes de la a rapidez con la que se están produciendo los cambios sociales, por lo que amplios sectores de la profesión se plantean la necesidad de una reconsideración de la relación contractual establecida entre médicos y sociedad, que evite la deslegitimización social y la pérdida progresiva de los privilegios obtenidos.
Entre los cambios destacados por los autores del estudio, destacan tres fenómenos sociales sobre los demás: los cambios en la estructura laboral de las profesiones sanitarias, la aparición de un nuevo modelo de paciente y de ciudadano y la transformación y aumento de la complejidad en la gestión del conocimiento. Además, a estos factores debería unirse la colectivización de la provisión de los servicios sanitarios como estrategia para garantizar un acceso equitativo a los mismos.
El estudio señala que la sociedad establece un conjunto de demandas a los profesionales médicos que, a cambio de comprometerse a atenderlas de forma apropiada, les garantiza poder retener parte de los privilegios adquiridos. Para ello los médicos deben habilitar nuevos mecanismos de autorregulación mediante el credencialismo, además de rendir cuentas razonablemente a la sociedad. En este sentido, el reto de los médicos de hoy está en saber responder de forma efectiva a las necesidades de la sociedad del siglo XXI y a la confianza otorgada por los pacientes.
En el esquema de credencialismo que proponen los autores del estudio, las facultades de medicina y cirugía y los colegios de médicos serían los encargados de definir los criterios que se establezcan para la concesión de la licencia profesional. Asimismo, los colegios profesionales, las administraciones públicas y las sociedades científicas, determinarían los criterios de certificación y recertificación basados en el cumplimiento de programas estructurados de formación y evaluación de competencias.
Por su parte, los sindicatos se encargarían de defender los derechos de los profesionales frente a las empresas del sector en su condición de trabajadores por cuenta ajena. En todas estas funciones se debería integrar, siempre según el informe, la visión de los representantes de las asociaciones de pacientes dentro de un modelo democrático de relación entre agentes sociales.
La organización del trabajo
Para los autores, se ha dado también un cambio en la transformación de los modelos de organización del trabajo. Así, el trabajo individual ha sido sustituido por un modelo jerárquico como si de un ejército se tratara. Este modelo puede rebajar la confianza entre los profesionales que componen un mismo equipo, además de resultar menos productivo que un modelo basado en tareas compartidas y coordinadas.
Al mismo tiempo, la introducción de nuevas profesiones sanitarias puede complicar más el proceso de decisiones, aunque para los pacientes el actor principal del proceso terapéutico sigue siendo el médico. No obstante los autores señalan que ante la probable reducción del número de médicos en ejercicio, se debería llegar a acuerdos con otras profesiones sanitarias y determinar los roles de cada una de ellas, favoreciendo el trabajo en equipo.
Por otra parte, tendiendo en cuenta que la profesión es una ocupación asalariada y se han introducido la empresarialización y la politización de la atención sanitaria, los autores se plantean qué contrato debe prevalecer para el médico, si el implícito con el paciente o el explícito con la empresa. Si este último es el prioritario, también se cuestionan sobre si el médico debe informar al paciente de las limitaciones que condicionan su capacidad para responder a sus expectativas, lo que puede propiciar situaciones en las que los intereses del profesional primen sobre los de los pacientes.
En este sentido, durante la presentación del estudio, Albert J. Jovell, coautor del informe, profesor de
Como ejemplo se señala la alta tasa de innovación en biomedicina como uno de los mayores retos de la gestión del conocimiento, tanto en la actualización de los profesionales como en la formación profesional continuada. En esta línea, para facilitar el crecimiento profesional de los médicos los autores proponen medidas como conceder una semana de formación por cada tres meses de trabajo; la rotación incentivada de los lugares de trabajo; la separación y evaluación independiente de las actividades de investigación, formación y práctica asistencial; la introducción de formas de gestión de riesgo compartido y la concesión de periodos sabáticos para formación e investigación.
Además, en este terreno se hace hincapié en que el proyecto de Estatuto del Interno Médico Residente debería revisar los procesos de formación de especialistas, así como comprobar que cumplan con los criterios específicos de calidad compatibles con el profesionalismo.
RODRIGO GONZALEZ FERNADEZ
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