Anuncios de alimentos perjudiciales, ¿un error?
Dice un estudio de Consumer que los anuncios dirigidos al público infantil fomentan el consumo de productos que propician la obesidad. El estudio, que ha analizado 6.300 anuncios en cadenas nacionales y autonómicas a finales de mayo y principios de junio en horario infantil, revela que el 44% de los anuncios de alimentación emitidos son de chocolates y derivados, caramelos y golosinas, productos de bollería y pastelería, embutidos, aperitivos, salsas y mahonesas y helados. Productos, todos ellos, que están en contra de todas las recomendaciones relacionadas con la nutrición saludable debido a su alto aporte calórico y su bajo aporte en otros nutrientes elementales como proteínas, vitaminas, minerales o fibra.
Otro gran porcentaje está relacionado con productos que, sin ser directamente negativos, no deben ser objeto de un consumo excesivo: yogures y postres lácteos azucarados, productos lácteos, cereales de desayuno, galletas o quesos. En realidad, sólo un 2% de los anuncios emitidos estaba relacionado directamente con las recomendaciones vinculadas a una dieta saludable: frutas y verduras, pescados, los aceites, los arroces y las pastas.
Sin duda la magnitud de las cifras es contundente. Sin embargo, al final lo que se está haciendo es plantear una situación de la que es difícil encontrar culpables. Parece obvio que no se puede culpar a los fabricantes por intentar vender sus productos, cuando estos son legales. Tampoco a las televisiones por aceptar este tipo de publicidad, salvo que queramos poner sobre ellas una responsabilidad moral que, en mi opinión, no les corresponde. ¿Entonces?
Pues creo que, como en todo, corresponde a las familias el educar a los hijos y el ayudarles a formarse un criterio sobre lo que está bien y lo que está mal. Todo sería mucho más fácil si los fabricantes y los medios colaborasen en esa tarea, pero insisto en que no veo de qué manera se les puede exigir que lo hagan y que vayan en contra de su interés económico. La única vía posible, si la lucha contra la obesidad infantil se considera como tal un asunto relevante, es que la Administración empezase a vetar este tipo de productos igual que lo ha hecho con el tabaco y con el alcohol, estableciendo restricciones, prohibiciones y sanciones. Mientras tanto, los resultados del estudio sólo vienen a mostrar una realidad lógica: se anuncia quien tiene un interés económico en anunciarse. Y el interés económico está vinculado a vender más de tu producto, no a arreglar el mundo.
Foto | Lesliesdesign
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Rodrigo González Fernández
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