8. VITAMINAS >> 8.1. VITAMINAS HIDROSOLUBLES >> 8.1.1. Complejo B >> 8.1.1.8. Vitamina B12: cianocobalamina o cobalamina
Resulta indispensable para la formación de glóbulos rojos y para el crecimiento corporal y regeneración de los tejidos. El déficit de esta vitamina da lugar a la llamada anemia perniciosa (palidez, cansancio, etc.), pero a diferencia de otras vitaminas hidrosolubles se acumula en el hígado, por lo que hay que estar períodos muy prolongados sin su aporte en la dieta para que se produzcan estados carenciales. Los requerimientos mínimos de vitamina B12, según las RDA USA, son de 2 µg para el adulto. Durante la gestación y la lactancia las necesidades aumentan en unos 2,2-2,6 µg.
Las fuentes más importantes de esta vitamina son los alimentos de origen animal, por eso en muchas ocasiones se afirma que una dieta vegetariana puede provocar su carencia. Actualmente, se afirma que la flora bacteriana de nuestro intestino grueso puede producirla en cantidades suficientes. En realidad, sólo se ha detectado esta carencia en vegetarianos estrictos que no consumen ni huevos ni lácteos y que padecen algún tipo de trastorno intestinal. El consumo de alcohol hace aumentar las necesidades de esta vitamina.
La vitamina B12 procedente de la dieta precisa un mecanismo complicado para su absorción. Se debe unir a una proteína segregada por el estómago (factor intrínseco) que permite su absorción en el intestino. Por causas genéticas, algunas personas pueden tener problemas para producir este factor intrínseco y padecer síntomas de deficiencia.
Muchos preparados farmacéuticos para el tratamiento de dolores o inflamaciones de los nervios (ciática y lumbalgias) contienen vitamina B12, normalmente asociada a la B1 y B6.
Interviene en la síntesis de ADN, indispensable para la formación de glóbulos rojos, crecimiento corporal y regeneración de los tejidos una vez absorbida se almacena en el hígado.
Las fuentes de esta vitamina son: hígado, riñón, carne, huevos, marisco y productos lácteos.
Se ha observado deficiencia de esta vitamina en vegetarianos estrictos; infecciones intestinales crónicas y ancianos, así mismo el consumo de alcohol aumenta sus necesidades. Es la responsable de problemas de absorción y anemia perniciosa.
Figura 10: Metabolismo de la vitamina B12. Tomado de Devlin. Bioquímica.
Vitamina B12, "la llave del cerebro humano"
La historia del descubrimiento de la vitamina B12 es la historia de una continua dificultad, comenzó cuando entre 1824 y 1855 Combe y Addison publicaron varias descripciones de casos de una misteriosa enfermedad, la anemia megaloblástica (es decir, una anemia en la que los glóbulos rojos aunque eran poco numerosos tenían un tamaño anormalmente grande). Unos años más tarde, en 1860, Flint comprobó que en estos pacientes era frecuente una alteración del estómago que consistía en una severa atrofia. Relacionó así la enfermedad con trastornos digestivos, una relación que se confirmaría y ampliaría en trabajos posteriores.
En 1872, Biermer bautizó la enfermedad con el nombre que ha persistido hasta hoy, anemia perniciosa, una enfermedad incurable y progresiva que no sólo afectaba a la sangre y al sistema digestivo, sino que en sus fases avanzadas dañaba también al sistema nervioso, llegando a causar una demencia irreversible.
Pasó más de un siglo sin que se pudiera hacer nada por curar a estos enfermos, cuyo desenlace era realmente desgraciado, pues al entrar en las psicosis que lentamente les llevarían al estado demencial entraban también en los manicomios, donde eran tratado por la psiquiatría del momento, incapaz ni siquiera de aliviar sus sufrimientos.
En 1925, George Whipple realiza una observación que iba a resultar muy provechosa. Whipple se había dedicado a producir anemia mediante sangrado a perros en su laboratorio y proporcionarles después las dietas que él suponía que les servirían para recuperar más rápidamente la pérdida de hemoglobina, llegó a la conclusión de que el alimento que permitía a los perros reponer hemoglobina en menos tiempo era el hígado de vaca. Estos experimentos, llevaron a dos médicos de Boston, George Minot y William Murphy en 1926, a sugerir la conveniencia de utilizar el hígado de vaca para intentar tratar a los pacientes con anemia perniciosa, que sufrían falta de glóbulos rojos. El resultado que obtuvieron fue no sólo la atenuación de la anemia, sino el restablecimiento absoluto.
En 1929, Castle había demostrado que si los enfermos de anemia perniciosa ingerían carne previamente digerida por jugo gástrico de sujetos normales, notaban efectos beneficiosos comparables a los de la ingestión de hígado de vaca. De lo que dedujo la necesidad de la existencia de un factor intrínseco, que sería secretado al jugo gástrico por las células del estómago y que reaccionaría sobre la nueva vitamina o factor extrínseco contenido en los alimentos formando el principio antianémico, cuya falta, por alteración de uno de los dos factores o ambos, originaría la anemia perniciosa.
En 1948, en los laboratorios de la compañía Merck, Rickes y Folkers aislaron la tan buscada vitamina, que ya había recibido el nombre de vitamina B12 antes de ser identificada, porque mostraba algunas propiedades similares a las de otras vitaminas del grupo B. Y a la que ellos llamaron cianocobalamina, pues al quemar sus muestras puras, en las cenizas aparecían restos de cobalto.
Su obtención es relativamente sencilla y barata, gracias a la observación de Mary Shorb en 1947 de que los líquidos de fermentación de la bacteria Lactobacillus Lactis contenían vitamina B12.
Esta vitamina muestra muchos rasgos diferenciales:
Es el único compuesto que contiene cobalto que se ha encontrado en un tejido vivo.
Ni los animales ni las plantas pueden fabricar vitamina B12, sólo ciertos microorganismos son capaces de hacerlo. Microorganismos que viven en las aguas residuales con grandes cantidades de esta vitamina que nosotros no podemos aprovechar. Las únicas fuentes útiles para la alimentación humana son algunos elementos de origen animal, especialmente la carne y las vísceras de los rumiantes, ya que estos animales hospedan en el rumen a los microorganismos que producen la vitamina B12. También existe en determinados mariscos, moluscos y peces.
Nuestro organismo se esfuerza por absorberla, desde la saliva de la boca hasta el final del intestino delgado entra en funcionamiento todo un equipo de proteínas cuya exclusiva misión es conseguir atrapar la vitamina B12. Primero las proteínas R secretadas en la saliva y el jugo gástrico se unen a ella y la acompañan hasta el duodeno, donde las proteasas del jugo pancreático rompen sus enlaces. Entonces otra proteína, el factor intrínseco, que procede del jugo gástrico, es el que se une a la vitamina B12, y la lleva hasta unas nuevas proteínas que hacen de receptores del factor intrínseco en las células del tramo final del intestino delgado. Las proteínas receptoras de factor intrínseco introducen a la vitamina B12 las células intestinales, y de allí pasa a la sangre. En la sangre la espera la proteína denominada transcobalamina II, que la transporta a los tejidos que van a utilizarla. Y proteínas receptoras de transcobalamina para que por fin la vitamina B12 entre en las células de cada tejido.
La vitamina B12 está estrechamente relacionada con la psiquiatría, de manera que un pequeño error en el diagnóstico tiene la máxima importancia, porque significa que tras varios años de déficit de ella el enfermo llegará al peor de los estados, a una demencia crónica irreversible.
Esto es lo que le ha venido sucediendo durante muchos años a quienes sufrían operaciones de gastrectomización si luego no recibían inyecciones intramusculares de vitamina B12; pues al ser suprimida parte de la maquinaria encargada de la absorción de la vitamina (el factor intrínseco) los enfermos caían víctimas de depresiones, que seguían un curso progresivamente más negativo, pasando por varios grados de demencia hasta la demencia total, a no ser que este proceso se revirtiese mediante el suministro de vitamina B12 de forma intramuscular (Roos y Willanger, 1977).
Según la opinión de destacados especialistas en fisiología de la vitamina B12, como Holmes, Smith, Evans, Weintraub, Sinow, Fraser, Strachan, el método de diagnóstico actual, el que se basa en las pruebas hematológicas, es erróneo porque la falta de vitamina B12 puede producir trastornos psiquiátricos graves de años de evolución antes de que aparezcan alteraciones en la sangre. Así cuando estas alteraciones se hacen evidentes puede suceder que ya no sea posible hacer nada por el paciente, que se ha convertido en un demente crónico.
En 1988, Regland encontró que en 13 de los 56 (23%) enfermos de demencias seniles del tipo Alzheimer que revisó, y en 5 de 10 (50%) pacientes con estados confusionales, existía una marcada deficiencia de vitamina B12 en sangre, que en su opinión parece ser la causa, o al menos una de las causas, de los trastornos psiquiátricos mencionados.
La vitamina B12 ya había sido relacionada durante décadas con la curación total de la demencia megalobástica (demencia que sufren los enfermos de anemia perniciosa) y de algunos tipos de psicosis orgánicas.
Según Ventosa (1990), la causa de las enfermedades mentales más frecuentes es un fallo, o varios, en el habitual desenvolvimiento de las funciones de aislamiento de la astroglía y la oligodendroglía. La vitamina B12 se transforma en el interior de aquellas células que habitualmente la utilizan (las del hígado, médula ósea, oligodendroglía y tubo digestivo) en dos coenzimas activas, la 5-desoxiadenosilcobalamina y la metilcobalamina. Cada una de estas coenzimas activas es necesaria para que tenga lugar una reacción bioquímica básica, pero además la cobalamina interviene por sí misma en otra reacción decisiva, que está relacionada con el buen funcionamiento del metabolismo de la vitamina B9. Estas tres reacciones bioquímicas son fundamentales para nuestro organismo, ya que los compuestos que se obtienen de ellas son en algunos casos imprescindibles para el desarrollo de otras reacciones. Las reacciones bioquímicas básicas iniciales en las que intervienen la vitamina B12 o sus derivados son:
La 5-desoxiadenosilcobalamina actúa como coenzima activo catalizando la reacción en la que el enzima metilmalonil CoA mutasa realiza un reordenamiento químico, la conversión de L-metilmalonil CoA en succinil CoA. La ausencia de 5-desoxiadenosilcobalamina causa la interrupción de esta reacción bioquímica y consecuentemente de toda la vía, de forma que el L-metilmalonil CoA, al no poder ser transformado en succinil CoA, se estanca y acumula en forma de metilmalonato. Se produce así una enfermedad metabólica característica.
La cobalamina hace el papel de aceptor en la transferencia de grupos metilo a partir de N5-metiltetrahidrofolato, el análogo de la vitamina B9, suministrado por la sangre a las células, que en esta reacción se convierte en tetrahidrofolato. El tetrahidrofolato es el precursor o sustrato a partir del que se formarán los folilpoliglutamatos intracelulares, para lo cual le hacen falta grupos monocarbónicos procedentes de la metionina, pero la producción de metionina depende de la actuación de la metilcobalamina. De manera que si se produce una deficiencia de cobalamina en la célula, la disponibilidad de tetrahidrofolato se verá reducida, impidiendo la fabricación de ADN en las cantidades habituales, especialmente en las células que se dividen con más frecuencia, como son las células hematopoyéticas de la medula ósea, que construyen los glóbulos rojos. La primera consecuencia de ello es que se construyen pocos glóbulos rojos, y se produce así una anemia; la segunda es que los glóbulos rojos que salen de la médula ósea son morfológicamente defectuosos, ya que su núcleo es muy grande como consecuencia de que el ADN que contiene no ha podido dividirse correctamente.
La metilcobalamina es el coenzima activo que colabora con el coenzima homocisteína transmetilasa en la reacción bioquímica que permite la transformación de homocisteína en metionina, en la que el grupo metil de la metilcobalamina pasa a la homocisteína. Para regenerar la metilcobalamina es necesario el aporte de otro grupo metil, que es suministrado por el N5-metiltetrahidrofolato. A partir de la metionina obtenida se forma con facilidad S-adenosilmetionina, al ser transferido el grupo adenosilo del ATP, al átomo de azufre de la metionina. La importancia de la S-adenosilmetionina reside en que al poseer un elevado potencial de transferencia de grupos metil, está en condiciones ventajosas para cederlo a toda una gama de posibles aceptores. Por ello se considera que la reacción controlada por la metilcobalamina es fundamental para el desarrollo de numerosos procesos de biosíntesis, que en su ausencia no se podrían llevar a cabo.
Una deficiencia de vitamina B12 puede manifestarse en unas pocas semanas en los casos en que todas estas circunstancias adquieran matices negativos, y en unos meses en la mayoría de la población, un período de tiempo significativamente distinto de tres o cuatro años.
Ventosa (1990) asocia la deficiencia de la vitamina B12 con los síntomas de la depresión sufridos por el mismo y que desglosa en cinco principales:
Cansancio generalizado.
Alteraciones marcadas del sueño y pérdida de bienestar mental.
Inflamación general del tubo digestivo, garganta y lengua.
Enrojecimiento e irritación de la piel.
Dolor de cabeza y alteraciones inespecíficas del sistema nervioso central.
Los trastornos del sueño y los del tubo digestivo, demuestra que se deben al bloqueo de la reacción bioquímica catalizada por la coenzima activa 5-desoxiadenosilcobalamina. Lo hace mediante un método de diferenciación que consiste en: como la reacción que depende del coenzima 5-desoxiadenosilcobalamina está integrada en una vía de degradación de varios aminoácidos esenciales, la metionina, la valina, la treonina y la isoleucina, que al ser interrumpida causa un acúmulo general de grandes cantidades de un intermediario de la vía, el metilmalonato, cuya presencia a estas concentraciones elevadas es la que provoca las alteraciones, conseguiríamos evitar éstas si fuésemos capaces de cortar el suministro de los aminoácidos implicados durante al menos unos días, pues al disminuir sustancialmente la cantidad de los aminoácidos mencionados presente en las células disminuiría también el funcionamiento de sus vías de degradación, lo que significaría a su vez una disminución de las concentraciones de metilmalonato, ya que habríamos logrado que se excretase mucho más metilmalonato por la orina que el que se genera por la vía de degradación, lo que significaría a su vez una disminución de las concentraciones de metilmalonato, ya que habríamos logrado que se excretase más metilmalonato por la orina que el que se genera por la vía de degradación. Parece algo complicado diseñar una dieta que no contenga pequeñas cantidades de lo cuatro aminoácidos esenciales afectados, pero se puede conseguir aplicando un ayuno total (excepto agua) durante un mínimo de una semana.
El método del ayuno permite distinguir las consecuencias fisiológicas del bloqueo de la reacción que dirige la 5-desoxiadenosilcobalamina de los de las reacciones dirigidas por la cobalamina y la metilcobalamina. El siguiente paso es diferenciar los síntomas debidos a la reacción de la cobalamina de los de la metilcobalamina. Esto se consigue suministrando cantidades medianas de ácido fólico al paciente que padece la deficiencia de vitamina B12 en los últimos días de ayuno.
Según Ventosa (1990), los responsables directos de que se desencadenen los trastornos que desequilibran el funcionamiento del cerebro de los enfermos mentales que les impiden valerse por sí mismos, se originan por la insuficiencia de los sistemas de aislamiento químico frente a las sustancias liposolubles. Una insuficiencia que aunque en los primeros meses de evolución de la enfermedad sólo se manifiesta ante agresiones más o menos evidentes como el consumo de alcohol, tras unos años de silenciosa progresión llega a producirse con estímulos prácticamente imperceptibles.
Todavía no se ha precisado cual es la vía concreta de biosíntesis dependiente de metilcobalamina que al ser bloqueada provoca el fallo del aislamiento químico liposoluble mediante la necrosis de la neuroglía.
Ventosa (1990), comenta su caso: "una vez logrado el restablecimiento de las propiedades de aislamiento químico liposoluble de la neuroglía del cerebro, que se produce tras la administración intramuscular de vitamina B12 acompañada de un ambiente químico externo favorable y del uso de una dieta rica en proteínas completas durante alrededor de dos años, en los que no se repitió la sintomatología prepsicótica, la utilización de una dieta pobre en los aminoácidos esenciales metionina, valina, treonina e isoleucina fue capaz de dañar de nuevo las estructuras de aislamiento del cerebro en tan sólo dos meses".
De lo que deduce que la vía de biosíntesis cuya suspensión conduce a la necrosis o muerte de las células de la oligodendroglía no sólo requiere el aporte adecuado de metilcobalamina, sino que también depende de la presencia de una cantidad suficiente de alguno, varios o todos los aminoácidos esenciales metionina, valina, treonina e isoleucina. Un hallazgo muy significativo que me permite prescindir de la posible implicación de varias vías metabólicas biosintéticas dependientes de metilcobalamina en estos procesos. Lo que ocurre es que todavía queda más de una, entre ellas la vía de biosíntesis de la mielina, que cumple ambas condiciones.
También deduce que hay un componente de irreversibilidad en el proceso que origina la locura, que es posible explicar recurriendo a fenómenos de muerte celular de oligodendrocitos, lo cuales dada su escasa velocidad de recambio necesitaría del paso de muchos años para su total regeneración, que en algunos casos podría no llegar a ocurrir nunca. Lo que se traduce en que la vía de biosíntesis implicada no sólo necesita metilcobalamina y algunos aminoácidos esenciales, sino que además debe de ser una vía vital para el metabolismo y la supervivencia de los oligodendrocitos, asegura que es pronto para saber si la vía es la de la biosíntesis de mielina.
8. VITAMINAS >> 8.1. VITAMINAS HIDROSOLUBLES >> 8.1.1. Complejo B >> 8.1.1.8. Vitamina B12: cianocobalamina o cobalamina
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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