Una campaña que debe ser evaluada
26/09/2011 - 04:00
A PARTIR de noviembre comenzarán a circular las cajetillas de cigarrillos que, como parte de la campaña antitabaco 2011-2012 del Ministerio de Salud, incluirán crudas imágenes sobre los efectos del tabaquismo para incentivar a los fumadores a dejar el hábito. Esto se enmarca dentro de los continuados esfuerzos de las autoridades de salud por reducir una tasa de consumo de tabaco que hoy supera el 40% y que provoca una amplia gama de patologías en fumadores activos y pasivos. De hecho, en el Congreso se tramita un proyecto del gobierno que endurece aún más la Ley Antitabaco, en lo relativo a limitar los espacios públicos en que está permitido fumar.
Estos esfuerzos por combatir el tabaquismo y crear conciencia en la población sobre los peligros de fumar son bienvenidos. Sin embargo, parece prudente evaluar hasta qué punto la búsqueda de ese fin loable justifica usar un tipo de publicidad rayano en lo grotesco, que puede violentar la sensibilidad de quienes se ven expuestos a ella. Si ya resultó polémica la fotografía de un fumador con una traqueotomía o la de una guagua nacida prematuramente porque su madre fumó durante la gestación, el primer plano de la boca de una persona afectada de cáncer en esa zona parece de mal gusto.
Desde luego, lo que se busca con esas imágenes es precisamente causar impacto en el observador -generar alarma-, para que éste cambie su conducta. Y, como concluyó un estudio encargado por el Ministerio de Salud, las imágenes más crudas son las más efectivas para ese fin. Sin embargo, ello no justifica iniciar una espiral ascendente de crudeza en las imágenes de la campaña antitabaco, porque eso puede conducir a excesos inconvenientes e, incluso, contraproducentes por el rechazo a priori que pueden generar estas campañas.
Estos esfuerzos por combatir el tabaquismo y crear conciencia en la población sobre los peligros de fumar son bienvenidos. Sin embargo, parece prudente evaluar hasta qué punto la búsqueda de ese fin loable justifica usar un tipo de publicidad rayano en lo grotesco, que puede violentar la sensibilidad de quienes se ven expuestos a ella. Si ya resultó polémica la fotografía de un fumador con una traqueotomía o la de una guagua nacida prematuramente porque su madre fumó durante la gestación, el primer plano de la boca de una persona afectada de cáncer en esa zona parece de mal gusto.
Desde luego, lo que se busca con esas imágenes es precisamente causar impacto en el observador -generar alarma-, para que éste cambie su conducta. Y, como concluyó un estudio encargado por el Ministerio de Salud, las imágenes más crudas son las más efectivas para ese fin. Sin embargo, ello no justifica iniciar una espiral ascendente de crudeza en las imágenes de la campaña antitabaco, porque eso puede conducir a excesos inconvenientes e, incluso, contraproducentes por el rechazo a priori que pueden generar estas campañas.
Fuente:
SaludosRodrigo González FernándezDiplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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