Los medicamentos controlan los síntomas de la enfermedad de Parkinson, pero no frenan su avance
¿Cuáles son los últimos descubrimientos sobre la enfermedad de Parkinson? ¿Existe algún medicamento nuevo? He escuchado hablar mucho sobre la CoQ10 como una alternativa esperanzadora para los enfermos de Parkinson. ¿Hay alguna verdad en esto?
RESPUESTA del Dr. J. Eric Ahlskog, Neurología, Mayo Clinic de Rochester en Minnesota, Estados Unidos:
La coenzima Q10 (CoQ10) inicialmente se mostró como una terapia esperanzadora para la enfermedad de Parkinson en las primeras investigaciones realizadas con pocos pacientes. No obstante, los estudios posteriores con cantidades mayores de pacientes y dosis más altas no lograron confirmar las ventajas del fármaco.
Los medicamentos actualmente disponibles para la enfermedad de Parkinson sirven para controlar los síntomas y son muy eficaces. Desgraciadamente, pese a décadas de intensa investigación sobre el tema, no se ha comprobado que ningún fármaco retrase el avance de la enfermedad de Parkinson.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso que se desarrolla gradualmente con el transcurso del tiempo. Los síntomas distintivos incluyen temblor, rigidez muscular y movimientos lentos. En las etapas posteriores de la enfermedad, podrían aparecer nuevos síntomas que incluyen dificultades con la memoria y el pensamiento, así como problemas de la vejiga e intestino, y en algunas personas, presión baja.
En los años 60, los científicos descubrieron que una sustancia química llamada dopamina se encontraba en cantidades bajas en el cerebro de los enfermos de Parkinson. Ese fue un gran paso para entender y tratar la enfermedad. Posteriormente, los científicos empezaron a concentrar el tratamiento de la enfermedad de Parkinson en la reposición de la dopamina. El primer resultado de esos esfuerzos fue un medicamento conocido como carbidopa-levodopa, que restablece eficazmente la dopamina en el cerebro, y normalmente reduce varios de los síntomas del parkinsonismo. Cuatro décadas después, la carbidopa-levodopa todavía es el mejor fármaco disponible para la enfermedad de Parkinson. A pesar de que no trata la causa, la carbidopa-levodopa restablece algo de la química cerebral normal.
Desafortunadamente, según avanza la enfermedad de Parkinson, la levodopa y otros medicamentos afines van perdiendo su eficacia para controlar los síntomas, y los problemas fruto de la enfermedad tienden a empeorar. Por lo tanto, según avanza la enfermedad de Parkinson, los problemas van más allá de la dopamina en el cerebro.
Entender la causa de la enfermedad de Parkinson es un primer paso fundamental para descubrir una manera de retardar o detener su avance. Se han identificado una variedad de factores ambientales que influyen sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, pero a estos se atribuye solamente una parte del riesgo. Por ello, también se ha estudiado la genética de forma extensa y los científicos continúan enfocándose fuertemente en ella.
Los primeros estudios genéticos investigaron a familias raras que tenían muchos miembros con la enfermedad de Parkinson. A pesar de que se encontraron las mutaciones genéticas en muchas de estas familias para explicar la causa, se descubrió que dichas mutaciones genéticas en general no eran la causa de la enfermedad de Parkinson. Las mutaciones genéticas conocidas solamente son responsables de un pequeño porcentaje de casos típicos de la enfermedad de Parkinson. De todas maneras, los estudios genéticos sirven para alumbrar los procesos que parecen desempeñar una función importante en la causa de la enfermedad de Parkinson.
Al principio de los estudios sobre la enfermedad de Parkinson en familias, hubo un descubrimiento genético importante. En ciertas familias italianas y griegas con la enfermedad de Parkinson, la causa resultó ser la codificación genética de la alfa sinucleína. Debido a que no se encontró dicha mutación genética en la enfermedad de Parkinson común, eso llevó a otro descubrimiento importante. Se descubrió que las personas que padecen de parkinsonismo típico tienen depósitos de la alfa sinucleína en las células cerebrales afectadas, lo que plantea que esta molécula podría desempeñar alguna función importante en la enfermedad de Parkinson.
Ha sido más interesante el reconocimiento de que las personas que padecen una enfermedad algo similar al parkinsonismo, pero vinculada a la demencia prematura, conocida como demencia de los cuerpos de Lewy, también presentan depósitos de alfa sinucleína en el cerebro. Los científicos ahora estudian la relación entre estos dos descubrimientos que, al parecer, tienen una vinculación común.
A pesar de carecer de un fármaco que detenga el avance de la enfermedad de Parkinson, no hay que perder el optimismo. Después de todo, para poder reparar un automóvil o un organismo humano, primero hay que saber cómo funciona y eso aplica muy bien en la enfermedad de Parkinson. Una vez que se entienda completamente la causa de la enfermedad de Parkinson, rápidamente surgirán nuevos tratamientos.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
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